domingo, 12 de febrero de 2012

Tú, antes que nada ni nadie.



Le necesito, abrazándome, respirando el olor de su ropa, escuchando su voz bajito, diciendo que me quiere, que él va a estar ahí siempre. Rozando cada poro de su piel, de esa que relaja mis pulsaciones, y me calma, que hace que mis problemas, sean granitos de arena, y que parezca fácil escalar montañas enormes con él, que sabe exactamente donde tocarme, donde besarme, donde mirar, para que me sienta mejor.

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